Dead Rising 4 regresó a lo que era antes, un juego sumamente divertido con una historia interesante, con mecánicas bastante pulidas, se puede decir que es el mejor Dead Rising de la saga. Si eres fan de Dead Rising, vale cada centavo, si eres nuevo o jugaste el 3 y no te gustó, este juego te puede agradar, ya que es algo bastante adictivo.

Si eres fan de Dead Rising y como muchos otros sentías que la IP se estaba empezando a estancar y a envejecer de manera terrible, entonces déjanos decirte que DR4 es una bocanada de aire fresco para esa serie que, parecía, empezaba a verse rezagada. Matar zombis sigue siendo todo un deleite dentro de Dead Rising 4.

La saga recupera su pulso y consigue ser el juego más cómodo de todos, con el humor salvaje como abanderado. Eso sí, también es el más sencillo.

Dead Rising 4 es una gran continuación de la franquicia: el humor, la sangre y Frank West están presentes para dar un aire fresco a la saga. Si eres un viejo fanático de la franquicia quizá te disgusten los cambios al principio, pero al jugarlo verás lo divertido que puede ser la irreverencia que caracteriza al título.

Dead Rising 4 es muy divertido y disfrutable, pero resulta demasiado fácil y presenta algunos fallos que lo alejan de las cotas de calidad que nos habrían gustado que tuviera.

Es una pena que no tengamos un producto más redondo porque tenían todas las herramientas para poder hacerlo y, aunque algunos usuarios criticarán la ausencia de la cuenta atrás o querrán un cambio para la franquicia, lo cierto es que Dead Rising 4, pese a sus múltiples defectos, es un producto adictivo, divertido y recomendable para los fans de la franquicia y para todo aquel que busque acción gamberra y sin complicaciones.

La aventura engancha lo suficiente para seguir avanzando para conocer más sobre ciertos enemigos, sobre las motivaciones de personajes clave y el desenlace de la trama. Es así. Pero en general, Dead Rising 4 desdibuja una gran parte de todo lo que hizo impactante la saga hace diez años.

Es un juego que se aprecia estancado y cómodo consigo mismo. Gráficamente y jugablemente, salvo la introducción del exotraje y la división en tres tipos del sistema de combate, está en una zona de confort de la que parece difícil salir si no se hace un esfuerzo extra. Esa zona de acomodación pertenece al notable, en una zona en la que hay diferentes enemigos de la franquicia como Dead Island.

Nos queda un juego correcto, divertido cuando nos empeñamos en ser imaginativos a la hora de acabar con los zombis y por los buenos ratos que pasaremos en el centro comercial, todo un parque de atracciones para desencadenar nuestra faceta más consumista. Ponernos los trajes más horteras y armarnos con ballestas de fuegos artificiales tiene su gracia, pero el chiste es el mismo que el nos contaron en la primera entrega. Y mejor contado.

Dead Rising 4 se presenta como un juego entretenido, cachondo y disparatado, con una historia olvidable, una mecánica de combate simple y un Frank West que supone una caricatura de sí mismo. No es el juego del año, pero entretiene lo suficiente como para que siempre tengas el gusanillo de destripar a unos millares de zombis más.

Es un gran juego, divertido, con muchas cosas por hacer y la posibilidad de dedicarnos a la historia principal o de quedarnos haciendo el idiota por la ciudad adelante, algo para lo cual el juego sigue ofreciendo infinidad de atuendos, armas y posibilidades. Pero al mismo tiempo, no es el Dead Rising que conocíamos, sino que es un juego mucho más directo, básico y sencillo.

Dead Rising 4 parapeta su identidad a la figura de Frank West y la localización de Willamette, puro carisma rescatado del primer Dead Rising. ¿Los principales errores? Descuidar los elementos que convirtieron en culto a la serie hace diez años, dibujar un protagonista irreconocible, una ciudad sin identidad y confirmar, por tercera vez consecutiva, que la entrega original fue fruto de la casualidad.

Entretiene y saca una sonrisa, pero Dead Rising se ha vuelto algo demasiado simple, y aún en su simpleza falla en muchos detalles (la liosa y poco precisa recogida de items o la construcción sobre la marcha, la cámara, la respuesta tardía de muchas acciones,...), muchos detalles que no tendrían por qué fallar en una cuarta (quinta) entrega de una saga.

Acercando la fórmula a todo el mundo, Dead Rising 4 deja al descubierto la parte más vergonzante de los mundos abiertos, de los sistemas de progresión artificiales y del exceso de interacciones, enfrentando al jugador con una masa zombie que, como él, puede permitirse el lujo de merodear en busca de víctimas, sin un propósito mayor que el consumo ilimitado.